La oficina en casa tiene muchas ventajas, tanto para los empleados como para los empresarios. Trabajar desde casa elimina la presión del tráfico rodado y el transporte público, ahorrando recursos y tiempo. Las desventajas pueden ser el aumento de la soledad, la fusión de la vida laboral con la privada y el aumento de los costes de electricidad. Este último aspecto se está agudizando a raíz de la actual crisis de los precios de la energía y el consiguiente aumento de los precios de la electricidad. En los últimos 20 años, el precio de la electricidad se ha duplicado. Las razones radican en el aumento del precio de las fuentes de energía fósiles. Esta guía le muestra cómo puede seguir disfrutando de las ventajas de una oficina en casa a pesar del aumento de los precios de la electricidad.
Prepare su puesto de trabajo
Para muy pocas personas, el puesto de trabajo de la oficina en casa está ahí desde el principio. Muchos tienen un escritorio, una lámpara de mesa y quizás incluso una silla cómoda, pero el nuevo lugar de trabajo no está equipado para una jornada completa de trabajo.
En primer lugar, hay que tener en cuenta la salud y la ergonomía a la hora de montar el puesto de trabajo. Pero tampoco hay que olvidar el consumo de energía a la hora de instalarlo: He aquí algunos consejos para estar bien equipado en la oficina doméstica.
Adquirir nuevos equipos de trabajo:
Si se adquieren nuevos equipos de trabajo, es muy fácil ahorrar electricidad. Hoy en día, los aparatos eléctricos llevan una etiqueta energética que los divide en diferentes clases según su consumo de energía. La clase A indica un bajo consumo de energía, la clase G un alto consumo. También deberías comprobar la eficiencia de tus aparatos eléctricos actuales. Si encuentras entre ellos aparatos que consumen mucha energía, deberías pensar en comprar otros más eficientes.
Aparatos orientados a la demanda:
Dependiendo de para qué necesites tus electrodomésticos, podrás recurrir a un modelo que consuma más o menos energía. Para la mayoría de las tareas de oficina, basta con un portátil normal, que consume entre un 50 y un 70% menos de electricidad que un ordenador tradicional. Los monitores divididos son ciertamente útiles en la oficina, pero dependiendo de la jornada laboral pueden ser prescindibles. Pregúntate qué equipo necesitas realmente para tu trabajo.
Iluminación:
Una iluminación adecuada contribuye a aumentar el bienestar y el rendimiento durante las horas de trabajo. Para ello, basta con una buena lámpara de escritorio. Asegúrese de que no deslumbre y no se refleje en el monitor. Las lámparas de bajo consumo o los modelos con LED requieren entre cinco y nueve veces menos energía y también son más duraderas que las alternativas convencionales. Las lámparas con función de atenuación también ahorran electricidad y el brillo se puede ajustar a las necesidades personales.
El trabajo diario en la oficina en casa
La oficina en casa no es como el trabajo en una oficina. Son más flexibles e individuales en el uso de los recursos disponibles. En consecuencia, los hábitos de uso también deben adaptarse en lo que respecta al uso de los aparatos eléctricos.
Utilizar los aparatos de forma eficiente:
Aunque es conveniente dejar siempre el ordenador encendido, incluso en casa, este hábito sólo consume electricidad innecesaria. Hoy en día, es evidente que el ordenador consume menos energía al encenderse y apagarse en comparación con el modo de espera. Por lo tanto, cuando te tomes un descanso más largo, especialmente después del trabajo, deberías apagar el ordenador por completo y desconectarlo de la red eléctrica. Durante el uso activo del ordenador, puedes reducir el brillo del monitor para ahorrar más energía. En general, debes evitar los salvapantallas.
Enchufes múltiples:
Algunos aparatos eléctricos que se conectan a la toma de corriente consumen electricidad incluso cuando están apagados. Por ello, es aconsejable utilizar varios enchufes que puedan desconectarse y apagarlos cuando los aparatos conectados ya no estén en uso.
Temperatura:
Básicamente, se recomienda una temperatura ambiente de unos 20 grados. En verano, no se debe utilizar el aire acondicionado. En su lugar, hay que oscurecer las ventanas para que el sol no pueda calentar la habitación. Si hace mucho calor, un ventilador puede ayudar. La ventilación debe realizarse a primera hora de la mañana y las ventanas deben mantenerse cerradas durante el resto del día.